jodazavi:
Ha sido un año de aprendizajes y hoy doy Gracias a Dios y a la Vida, a mi Jesús Misericordioso por todo lo vivido, porque lo mejor de todo es que: ¡Estoy Vivo!!! No soy un enfermo, solo soy alguien que tiene una condición, que tiene un problema y lo mejor de todo es que todos los seres humanos “vivos” tienen problemas!!! Esta condición ha sido para mi un reto, un “desafío”, una nueva forma para testimoniar mi Fe y realizar mi vida, me he esforzado y seguiré haciéndolo por sacar todo lo positivo que hay en el hecho de ser “positivo” y de seguro mi vida será cada día mas y mas plena. Solo la gracia de Dios y Jesús Misericordioso han podido mantenerme alegre durante este año y así será durante mucho tiempo, y confieso, la he experimentado casi como una mano que me acaricia. Dios no me ha fallado en momento alguno. Yo llamaría milagro el hecho de que en casi todas las horas oscuras siempre llega una palabra, un libro, una llamada, un mensaje, un encuentro casual en una calle que me ayuda a recuperar la calma. Confieso con gozo que nunca me sentí tan querido, tan amado como en este año y lo digo porque se que muchos en mi misma situación no han tenido ni tienen en esto la suerte que yo tengo. La verdadera enfermedad del mundo es la falta de amor, el egoísmo, hay tantos enfermos no solo físicamente, sino emocionalmente y espiritualmente, amargados, porque no encontraron una mano comprensiva y amiga. Doy gracias a Dios y a Jesús Misericordioso porque yo te tengo a ti!!! Es terrible que sea la muerte de un ser querido la que nos descubra que tenemos que “querernos”, y que hay que hacerlo rápido porque tenemos poco tiempo, porque la vida es corta, ojala no tengamos que pasar por el hecho de arrepentirnos del amor que no hemos dado y que perdimos, yo estoy haciendo mi parte para que no me pase… La enfermedad es una gran bendición, cuando te sacude ya no puedes continuar engañándote a ti mismo, te deja ver con claridad quien eras y quien eres: YO SOY LO QUE SOY. Descubrí en estos meses que en mi escala de valores real había un enredo y que no siempre coincidían o se parecía a mis propósitos y deseos. ¿Cuantas veces el trabajo se monto por encima de la amistad? ¿Cuántas veces la soberbia me impidió amar y dejarme amar por mi familia y mis seres queridos? ¿Cuánto mas tiempo dedique a mi trabajo y a los logros profesionales que a estar con los míos? Aprendí a aceptarme a mi mismo, a saber que en no pocas cosas fracasaría y no pasaría nada absolutamente nada, he entendido a fuerza de dolor que uno no tiene corazón suficiente para responder a tanto amor como nos dan, descubrí que todos los hombres somos como mendigos y se que aun me queda mucho por descubrir. Entre estos descubrimientos encontré médicos, enfermeras y a otras personas con mi misma condición u otras de salud, pero con una misma ansia: VIVIR. Años atrás apenas había tenido contacto con el mundo de los hospitales y tenia de sus habitantes ese barato concepto por el que con tanta frecuencia acostumbramos a medir a los otros más por sus defectos que por sus virtudes. Esta condición, la espera en hospitales, las vivencias, me han descubierto lo engañado que estaba. Ahora se que “esta enfermedad no es de muerte, sino para la Gloria de Dios”, EL espera de nosotros no nuestro dolor, sino nuestro amor y uno de los modos de demostrarle mi amor es unirme apasionadamente a su Cruz y a su labor redentora. Jamás pido a Dios que cure mi enfermedad o que me quite esta condición, lo confieso, seria como un abuso de confianza, temo que si me quitara Dios esta condición me estaría privando de una de las pocas cosas buenas que tengo: Mi posibilidad de colaborar con El más íntimamente, más realmente. Le pido si, que me ayude a llevar esta condición con alegría, que la haga fructificar y que no la eche yo a perder por mi egoísmo… en fin le pido “que se haga en mi su Voluntad”.